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jueves, 29 de julio de 2010

LECCIONES DE MANAGEMENT DEL MUNDIAL








1.      El futbol es un juego de equipo
2.      Es fundamental estudiar al rival
3.      La importancia del buen “coaching”
4.      Velocidad + precisión: la combinación
5.       Juega limpio o terminarás en el vestidor
6.       No olvidar: Sólo gana el que mete gol



 
1.      El futbol es un juego de equipo
Primera lección: Los partidos se ganan en equipo; lo mismo sucede en las empresas, en donde no puede haber personalismos ni egoismos...


Un par de semanas antes del Mundial, Nike estrenó un comercial impactante y efectivo. Titulado Write the Future y dirigido por el ya célebre Alejandro González Iñárritu, el spot narra en tres minutos la hipotética historia durante el Mundial de ocho grandes figuras de futbol: Didier Drogba, Fabio Cannavaro, Wayne Rooney, Franck Ribéry, Kaká, Ronaldihno y Cristiano Ronaldo son semidioses a ser santificados por sus hazañas en el Mundial. Curioso que ninguno de ellos figuró ya en la cancha en semifinales, pues sus selecciones fueron eliminadas en cuartos de final (¡o antes!).

¿La razón?
El futbol se juega en equipo. Ésta es, quizás, la gran lección del Mundial: el equipo debe trabajar para dar un resultado, no para enaltecer a los seres con talento. Si éstos se convierten en la “razón de ser” de las acciones del equipo, éste termina por verse afectado, limitando su potencial y quedando eliminado. Si algo caracterizó a los equipos que terminaron por ocupar los cuatro primeros puestos (España, Holanda, Alemania y Uruguay) es que entendieron que la única manera de alcanzar las metas es el verdadero trabajo en equipo.

¿Cómo se comportan “las estrellas” en tu equipo de trabajo? ¿Cómo las perciben los demás? ¿Entienden que su verdadero valor radica en hacer crecer a un “todo” para alcanzar un bien común o están obsesionados con meter su “gol”? Quizás sea momento de reflexionar en torno a estas figuras y al modo en el que pueden inspirar o limitar a los demás.

2.      Es fundamental estudiar al rival
Segunda lección: No importa qué tan fuerte parezca, tu rival también tiene debilidades. Estúdialas, entiéndelas y aprovéchalas a tu favor.

Alemania parecía invencible.
Aunque tuvo un tropiezo en contra de Serbia en la primera ronda (0-1), le pasó por encima a Inglaterra (4-1) y a Argentina (4-0) de un modo contundente. Todo indicaba que los germanos conseguirían estampar la cuarta estrella en su uniforme en este Mundial. Pero Vicente del Bosque, director técnico del equipo español, se dio el tiempo necesario para estudiar al rival, entender sus fortalezas, aprovechar sus debilidades y enfrentarlo con valor. Durante 90 minutos el equipo alemán esperó la oportunidad de un contragolpe –su principal arma-, pero España no lo permitió.

Sin cansarse de atacar, pero manteniendo siempre el orden en su formación y la posesión del balón, la furia roja logró anotar el gol que los colocó por vez primera en la historia en la final de la Copa del Mundo.

Las declaraciones de del Bosque al finalizar el partido revelan la preparación previa al juego: "Hemos buscado el escenario que más nos convenía y lo hemos encontrado. Hemos tenido la posesión balón, no dejamos que se abriera el partido y hemos controlado la situación de una forma magnífica. El triunfo nos engrandece por la categoría del rival… les superamos en el dominio general del partido, en el cómputo del juego".
La lección es clara y contundente: el único modo de ser mejor que tu competencia es estudiarla y conocerla. Aceptar sus fortalezas, entender sus debilidades y aprovecharlas a tu favor. Traza tu estrategia de ataque, manteniendo siempre el orden y la disciplina en tu equipo de trabajo. Y aunque ganes una, dos o tres batallas: sigue estudiando, entendiendo y atacando de acuerdo a las debilidades de tus rivales.


3.      La importancia del buen “coaching”
Tercera lección: El rol del director técnico como coach activo es fundamental para el buen funcionamiento del equipo. En las empresas es igual.

La visión es distinta fuera del campo de batalla que dentro de él.
Lo mismo sucede en el campo de futbol.
A nivel cancha, no es fácil que los jugadores identifiquen los huecos que el rival permite, ni los errores en los que ellos mismos incurren, poniendo en riesgo su propio marco. En el roce propio de un encuentro, es relativamente fácil que los jugadores se “enganchen” con un rival o que, cegados por el orgullo, pretendan resolver el partido ellos solos con un acto de genialidad.

Es entonces cuando el coaching del director técnico se vuelve fundamental.
Su labor en esos momentos, observando y sufriendo desde la banca, es lograr que cada pieza se mueva para que el equipo funcione. El director técnico debe ser capaz de identificar las fortalezas y deficiencias del rival y ajustar su alineación para sacarles provecho. Los jugadores, claro está, deben saber escuchar y reaccionar a los comentarios de director técnico. En este Mundial vimos a Aguirre, Dunga, Maradona y Capello desgarrarse a gritos, tratando de comunicarles a sus jugadores las posibles áreas de mejora en el juego; otros, como Löw o del Bosque, guardaban silencio a momentos, para observar y luego comunicar. Pero indiscutible es que su labor resultó fundamental.

En una empresa puede ser similar. Los directivos deberían observar, analizar, “revelar” las oportunidades a su equipo y obtener de ellos el máximo potencial. El “coacheo” del director general hacia el equipo es indispensable si éste pretende que sus jugadores cumplan con el objetivo. Y fundamental es que tengan la habilidad de saber comunicarse con los miembros de su equipo; la visión del director pierde sentido si no es permeada a la totalidad de los jugadores que conforman al equipo.

4.      Velocidad + precisión: la combinación
Cuarta lección: es bueno ser veloz, pero si careces de precisión, no llegarás muy lejos.

La selección de Ghana terminó por representar al continente africano entero en los cuartos de final del Mundial de Sudáfrica. Y si algo caracterizó a sus jugadores fue la velocidad. Atacando en línea de cuatro, el equipo ghanés metió en aprietos a Alemania en la primera ronda (aunque al final perdió el partido con marcador 0-1) y eliminó a Estados Unidos en los octavos de final. En el cardiaco partido contra Uruguay, los ghaneses no cesaron y cuando la escuadra charrúa yacía devastada por el agotamiento físico, ellos seguían atacando tan rápido como en el primer minuto de juego.
Pero la precisión faltó.
Ghana falló un tiro penal en el último minuto del segundo tiempo extra y otros dos en la definición por penalites, quedando eliminada del Mundial. Si sus jugadores hubieran sido más precisos, un equipo africano hubiera llegado a semifinales por vez primera en la historia.

Cierto, nuestros equipos de trabajo deben ser veloces, pero igual de importante es que sean precisos. La velocidad por sí misma no los llevará a ningún lado si no hay atención a los detalles que, al final, hacen la diferencia. Es normal que los directivos deseen que la velocidad sea uno de los principales atributos de su equipo, pero deben poner énfasis en la precisión con que cada labor es desempeñada. De nada nos sirve ser rápidos si perdemos las grandes oportunidades por falta de precisión.

 
5.       Juega limpio o terminarás en el vestidor
Quinta lección: Las reglas claras motivan el juego limpio en el mundo deportivo. En las empresas debe suceder lo mismo...

El brasileño Kaká se perdió el juego contra Portugal tras ser amonestado una segunda vez en el partido contra Costa de Marfil. Thomas Müller, piedra angular de la escuadra alemana, se perdió la semifinal ante España por acumulación de tarjetas, condenando, quizás, a su equipo  a la eliminación en semifinales. El uruguayo Luis Suárez “salvó” a su equipo en los cuartos de final al evitar un evidente gol con la mano, pero fue expulsado y se perdió la semifinal contra Holanda, además de opacar lo grandioso de su actuación durante la primera mitad del torneo. Amonestaciones y expulsiones contundentes de consecuencias determinantes y apegadas –todas— al reglamento del juego. Ninguno de estos jugadores puede argumentar que no sabía lo que hacía y, menos aún, que desconocía las consecuencias que sus actos tendrían.

Las reglas claras motivan el juego limpio y en las empresas debe suceder lo mismo. Los integrantes de tu equipo de trabajo deben saber que existen reglas, conocerlas y respetarlas. El reglamento debe ser aplicado con equidad, siguiendo el mismo criterio para todo mundo y sin excepción. Es importante que los que cometan una falta reciban retroalimentación precisa de lo que hicieron (tarjeta amarilla) y que conozcan a la perfección las consecuencias de reincidir (tarjeta roja). No se trata de crear un ambiente de terror, pero si de respeto hacia el mismo juego que tu empresa pretende ganar.

Cabe mencionar que parte fundamental del juego limpio es el arbitraje justo, evita cometer errores de criterio como aquellos en los que incurrieron algunos de los silbantes de la Copa Mundial, restándole autoridad a su figura (el más lamentable, sin duda, el claro gol anotando por Frank Lampard en el partido entre Alemania [4] e Inglaterra [1]) y afectando el desempeño y la moral del equipo. 

6.      No olvidar: Sólo gana el que mete gol
Sexta lección: Si pretendes ganar en el juego de los negocios, en algún momento tendrás que meter el gol que haga la diferencia.

Enormes jugadas que no terminaron en gol.
Grandes futbolistas que estrellaron una y otra vez el balón en el arco.
Y la frase que repitieron decenas de veces los cronistas: “Iba a hacer el gol del Mundial”. Pero no lo hizo y decenas de veces los espectadores recordamos que en el juego del futbol sólo gana aquel que anota más goles que su rival. Seguro: habrá imponderables y cosas que no parezcan justas, pero el equipo que pretenda coronarse debe ser capaz de sobreponerse a la adversidad y hacer siempre el tanto que marque la diferencia.

En el partido de la gran final tanto España como Holanda tuvieron oportunidades. Fue un juego cerrado entre dos potencias que no querían permitir que el otro se fuera adelante. Al final, la diferencia la hizo un solo gol, el de Andrés Iniesta: pero eso bastó para que fuera España quien se coronara campeón.

En los negocios sucede lo mismo: las marcas que ganan marketshare y lealtad del cliente son aquellas que aciertan, impactan y cautivan al consumidor. No aquellas que casi lo hacen. Un equipo de trabajo debe de ser capaz de cumplir con los objetivos planteados y anotar el “gol” que le permita siempre seguir jugando. No importa qué tanto te acerques, hasta que no anotes el gol que te ponga arriba en el marcador, el objetivo no habrá sido cumplido.

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