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lunes, 23 de abril de 2012

Para Recordar

“Sólo hay un jefe: El cliente. 
Y él puede despedir a todo el mundo en una compañía.” 
                                                                       Sam Walton

jueves, 19 de abril de 2012

El TITANIC, Lecciones para tu Negocio

 El 15 de abril fue el 100 aniversario del hundimiento del Titanic. ¿Qué tiene esto que ver con tu empresa? Mucho.

Desde luego, un trasatlántico equivale a un negocio flotante. En este caso, es un negocio que falló de manera catastrófica en su viaje inaugural.

Como dueño de un negocio, seguramente quieres evitar hundirte. Aqui cinco lecciones que puedes aprender del trágico destino del Titanic:


1)  Ve a dónde vas: la tripulación del Titanic falló en estar al pendiente de encontrarse con un iceberg, una mala idea teniendo en cuenta lo difícil que es cambiar el rumbo de un barco tan grande. Éste fue su error fatal debido a que los témpanos se localizaban en lugares poco comunes ese año. Nuevas investigaciones revelan la razón: un inusual acercamiento lunar provocó una marea muy alta, lo que movió los icebergs, que por lo general se mantienen cerca de las orillas y en aguas profundas, al camino del Titanic.

Esta noticia muestra lo que le ocurre a muchas industrias como a la de la música o de renta de películas que continúan recorriendo el mismo camino, ignorando todas las señales de que el mercado se ha transformado hacia el formato digital. El resultado fue que nuevos competidores les robaron a sus clientes. Por eso debes mantenerte alerta a las nuevas tendencias y cambios en el mercado para asegurarte de que tu negocio no se vaya a la quiebra.

2)  No seas soberbio: El Titanic se promovió y se hizo famoso como un barco imposible de hundir. Ninguna empresa debe pensar en sí misma como invulnerable. Pocos negocios duran por siempre y todos, sin excepción, tienen debilidades. Los empresarios inteligentes saben reducir peligros al considerar y planear para hacer frente a cualquier riesgo que se pueda presentar. Incluso para los inimaginables.

3) Planea para enfrentar los problemas: El hundimiento del Titanic hubiese sido conocido como una tragedia menor si el barco contara con suficientes botes salvavidas. De acuerdo a RMS Titanic Inc., cuya misión es preservar los artefactos y la historia del Titanic, el barco cumplía con una ley que no había sido considerada para un buque de su tamaño. En lugar de hacer lo correcto, los ingenieros cortaron algunas esquinas para aumentar el tamaño de la cubierta y disminuir costos.

Pero el verdadero costo de esta irresponsable actitud con respecto a la seguridad fue la pérdida de más de 1,500 vidas. Aunque, esperemos, los errores en tu negocio no causarán muertes, realiza simulacros periódicos y evacuaciones en tus empleados. Asegúrate de que tus instalaciones estén en buen estado y que tengas un plan de emergencia, así como extinguidores y salidas especiales para evitar daños y pérdidas. Más del 50% de las Pymes no están preparadas para estos eventos, lo que puede culminar en graves consecuencias para la empresa.       

4) No menosprecies la capacitación: La evacuación del Titanic fue retrasada porque tanto la tripulación como los pasajeros no contaban con la preparación y entrenamiento adecuados. No hubo simulacro alguno para revisar los botes salvavidas una vez que el barco zarpó y éstos resultaron ser insuficientes.

Ninguna empresa puede conducirse correctamente si sus empleados no saben qué hacer. Sea en caso de emergencia, en un problema con algún cliente, en la operación diaria o en caso de crisis, tu equipo siempre debe estar preparado para responder y salir a flote.

5) Preocúpate por lo importante: El término “cambiar las sillas de la cubierta del Titanic” se ha convertido en el símbolo del inapropiado enfoque que muchas veces se le da a las cosas pequeñas cuando en realidad hay otras mucho más importantes, dejando al margen los verdaderos problemas. Esto es algo que le ocurre a muchos empresarios. Si el barco se está hundiendo, baja al cuarto de máquinas y descubre por qué antes de que sea demasiado tarde.

Fuente: soyentrepreneur

martes, 3 de abril de 2012

LAS 8 CLAVES DE LA BUENA GESTION

Según Lee Iacocca
“Cuando tengas que tomar una decisión, no dejes que te crezca la barba. Naturalmente, no siempre esta será perfecta y seguramente podrás meter la pata alguna vez; pero no por eso dejes de tomar tu decisión” Lee Iacocca
 
En una antigua entrevista a Lee Iacocca*, ex presidente de la automotriz Chrysler, daba su opinión sobre temas que son aún de gran actualidad.

Cómo tratar a la gente
En la antigua entrevista Iacocca recordaba que todo individuo que ingresa a una empresa a un cargo ejecutivo, ya está formado, y comentaba al respecto: “En el transcurso de los años he tropezado con gente que tenía pésimos hábitos de trabajo, y pensé que yo sería capaz de insuflarle una nueva energía para lograr cambios en su comportamiento. Nada más equivocado. Aunque me considero un buen vendedor y sé que puedo ser persuasivo, nunca conseguí mover a aquellos ni un centímetro”.
Contaba Iacocca que les decía a sus colaboradores más cercanos: “Muy bien, no me importa qué educación has recibido ni qué carácter tienes. Estas son las reglas con las que nos regimos en éste club, y éste es el juego. Ya se verá si te gusto o no, y dado el caso no será necesario que pidas la baja del equipo; yo me ocuparé personalmente de ello”.

A la hora de delegar
Otro tema de discusión en los niveles de alta gerencia es el tema de la delegación. Sobre este aspecto decía Lee Iacocca que en un extremo están los que delegan porque se supone que se debe delegar. Pero muchos de ellos luego no se molestan en hablar con aquellos en quien delegaron.
El extremo contrario es el del jefe que no confía en nadie, que quiere estar presente en todas las decisiones y esto retrasa sobremanera la toma de decisiones.
El ex presidente de Chrysler decía que era bueno tomar un poco de cada uno: “A solas con uno mismo uno se mira al espejo y sabe de sus puntos débiles y sus puntos fuertes. Lo que uno sabe que lo hace bien no debe cederlo a nadie; en cambio delegará lo que no domine. Luego aprenderá de la persona en quien delegó”.
Pragmatismo puro. Es que resulta real aquello que uno delega lo que no sabe, no le gusta, o no quiere delegar. Y como si ello fuera poco terminaba diciendo: “Y aunque uno haya sabido delegar con acierto, y las personas a quienes se les ha delegado la responsabilidad de llevar a cabo tal o cual cosa sean ases de su profesión, convendrá que no olviden que fue usted quien les dio el trabajo y que sigue sobre el asunto”.

Consenso
Los partidarios del consenso suelen admirar el estilo directivo japonés.  Iacocca señalaba que cuando él negociaba con los orientales, ellos hablaban mucho del consenso, pero siempre estaban detrás de bastidores, quienes eran los que tomaban las decisiones difíciles. “Probablemente ellos saben escuchar mejor que nosotros, pero pueden estar seguros que los grandes temas se juegan en la mesa del jefe más alto. Mientras tanto nosotros perdemos el tiempo tratando de imitar algo que no existe”. Según él, tener jerarquías es la única manera de evitar la anarquía. Para Iacocca, la decisión por consenso es lenta y no promueve la verdadera responsabilidad y necesaria flexibilidad.
En aquella oportunidad terminó la entrevista diciendo: “Al fin de cuentas, la dirección de empresas se reduce a un sistema de códigos y juicios de valor. Por eso uno debe permanecer fiel a sí mismo. Elijan el estilo de dirección que mejor les cuadre y manténgase firmes en ésa dirección”.

A partir de su experiencia en el mundo de los negocios, Lee Iacocca nos dejó las siguientes ocho reglas para la gestión empresarial:
  1. Contrate a los mejores.
  2. Tenga clara sus prioridades y mantenga al día la lista de sus urgencias. Intente listarlas en una sola página.
  3. Dígalo con claridad y sea breve.
  4. No olvide que son los de la línea los que ingresan el dinero a la empresa. El papel del staff consiste en ayudar a que lo prometido se entregue en tiempo y forma al cliente.
  5. Defina los límites de la cancha. O sea, establezca los procesos y condiciones dentro de los cuales se podrá actuar.
  6. Deje libres un par de cimarrones. Desconfíe de los equipos que sólo plantean un solo punto de vista. Resérvese  uno o dos “cimarrones”, aquellos que no se conforman con “siempre se hicieron así las cosas”. Sin divergencia en las opiniones se corre un serio riesgo de tomar decisiones equivocadas.
  7. Siga las incidencias día a día. A pesar de la importancia que tiene el largo plazo, es una responsabilidad clave garantizar la maximización del beneficio diario.
  8. No pierda de vista los principios básicos de gestión.