¿Tu empresa es capaz de diferenciar entre una buena y una mala asesoría? Te invitamos a descubrirlo.
Como conocimiento general se sabe que las compañías consultoras y/o asesoras son contratadas para actuar como "agentes de cambio" en las empresas, por cuanto facilitan la transferencia de conocimientos -Know How- y elevan el nivel de capacitación del personal.
Esta labor, ha sido reconocida como un servicio profesional de gran utilidad para ayudar a los directivos a identificar los problemas que afectan a sus organizaciones para alcanzar los objetivos.
Pero, a pesar de su aceptación, dicha definición ha demostrado no ser lo suficientemente eficaz para las empresas que optan por contratar uno de estos servicios.
Es más, la definición resulta tan ambigua que la opinión tanto de abogados, contadores, auditores, capacitadores o desarrolladores de softwares, terminan siendo consideradas como asesorías. Y los resultados finales avalan esta tesis.
Producto de este mismo desconocimiento, las empresas tienden a tomar una decisión errática respecto de cuál es la consultoría que más les conviene.
Además, existe un afán ahorrativo por parte de las empresas que termina por dificultar la contratación de una asesoría que valga la pena.
¿En qué fijarse?
Uno de los principales focos a los que se debe prestar atención la empresa que va a contratar el servicio, tiene relación con aquellas que los solucionan TODO. Los expertos aconsejan desconfiar de estas entidades "milagrosas" que, por lo general, quedan en evidencia al hacer el diagnóstico "sin compromiso".
En la contraparte se encuentran aquellas empresas que sí realizan un buena labor y, por ende, cumplen con un esquema de trabajo claro y muy similar entre ellas:
En primer lugar, las casas consultoras definen los objetivos de la consultoría, esto es, detectan los problemas que puedan estar afectando en la eficiencia de la empresa y, a partir de estos, formulan posibles soluciones.
En segundo lugar, definen si la soluciones deben ser aplicadas de manera operativa o sólo teórica, a través de proyectos que pueden variar desde estrategias de producción, ventas o impartir cursos.
Como tercer punto, son capaces de prever las posibles repercusiones culturales y cambios de paradigma que podría ocasionar el camino elegido en la asesoría.
Por último, se aplican aquellos mecanismos creados por las propias compañías y que buscan ser un plus frente al resto de las asesoras que existen en el mercado.
El uso de las nuevas tecnologías también es un factor importante a considerar. Éstas, pueden contribuir a mejorar los resultados de una manera radical.
Otros consejos tienen relación con las precauciones que deben tomar las empresas contratistas:
- Busca al consultor que se ajuste a sus necesidades, el prestigio del consultor no debe impresionarte.
- Pide ejemplos de resultados con otras empresas similares para analizar su confiabilidad. No te quedes con la palabra de una sola empresa.
- La consultoría requiere de tiempo y dinero si quieres obtener un buen resultado, no presiones con el tiempo y paga el diagnóstico inicial.
- Exija a la consultoría que especifique perfectamente cual es el alcance del proyecto y qué actividades y funciones va a asumir, y cuales no.
- No caiga en la tentación de robar las ideas del asesor, existen mecanismos legales para reclamar el capital intelectual.
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