Un buen líder no es el que nunca se equivoca,sino el que sabe asumir una posición respecto a los asuntos de su organización
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Si eres dueño de negocio –no importa si tu empresa es pequeña, mediana o grande–, recuerda que tomar una decisión es uno de los actos más poderosos para inspirar confianza en ti mismo. Sin embargo, muchos jefes se muestran renuentes respecto a este tema o prefieren dejarlo de lado, cuando en la práctica es fundamental. Por un lado, algunos prefieren no decidir, mientras que otros simplemente aplazan esta cuestión, la dejan en manos de otros colaboradores o bien, fingen no verla. Por lo que, si no tomas las decisiones clave en el momento correcto, no resultará muy inspirador para el resto de tu equipo.En lugar de desperdiciar tus energías pensando qué hacer y qué omitir, aprende a evaluar las situaciones que se presenten y asume la responsabilidad cuando sea necesario. De esta manera, tus colaboradores te verán como un verdadero líder y también obtendrás mejores resultados en general.
A continuación, te presentamos cinco tips para tomar decisiones rápidas y bien pensadas.
1. Deja de buscar la perfección. La mayoría de los grandes líderes prefiere que un proyecto o un reporte se entregue sólo al 80% unas cuantas horas antes del deadline (fecha límite) que completarlo en un 100% pero con un retraso de cinco minutos.
La moraleja es: no esperes a que todo esté perfecto. En vez de buscar lo imposible, aquellos que toman decisiones de manera eficiente tienden a brincar sin tener todas las respuestas y, una vez en el aire, confían en que serán capaces de construir sus alas mientras van descendiendo.
2. Sé independiente. Quienes son buenos resolviendo asuntos, tienden a rodearse de los mejores y más brillantes compañeros de trabajo. Asimismo, hacen preguntas directas. Por ejemplo, en una discusión con expertos sobre un tema determinado, ellos no preguntan: ¿qué debo hacer? En cambio, cuestionan: ¿ustedes qué piensan de esta situación?
Esperar a que los comités o una gigantesca cadena de mando sea quien tome las decisiones puede llevar más tiempo del que se dispone. Por lo tanto, la recomendación es obtener tu información a partir de fuentes confiables para luego actuar con prontitud.
3. Apaga tu cerebro. El entendimiento viene cuando menos te lo esperas. Es parecido a recordar repentinamente el nombre de un actor que creías que habías olvidado por completo. Lo mismo ocurre cuando estás tratando de tomar una decisión.
Con sólo apagar tu mente por un rato o incluso cambiar y pensar en un dilema distinto, le darás a tu cerebro la oportunidad de localizar información que ya estaba almacenada en su base de datos y que aguardaba el momento de ser recuperada.
4. No resuelvas un problema, decide. Una decisión puede resolver un conflicto, aunque considera que no todos los problemas pueden solucionarse con sólo tomar una decisión. Asumir una posición a menudo depende más de la intuición que del análisis.
Por ejemplo, elegir un determinado vendedor requiere de examinar la información sobre su historial, referencias y hasta el costo de sus honorarios. No obstante, el punto decisivo a veces es visceral. En tu opinión, ¿cuál piensas que es la elección adecuada?
5. Reconoce tus errores. Si tus sentimientos te llevaron a equivocarte, corrige el error y haz de tripas corazón. No olvides que incluso tomando la determinación errónea, cosechas más respeto y lealtad cuando admites que has cometido un desacierto y lo resuelves, que cuando eres habitualmente indeciso.
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