Todos estamos consternados viendo las dolorosos escenas que dejó el terremoto que ha asolado a Haití, el más pobres de los países latinoamericanos, donde en esa materia hay bastantes competidores. Hasta ahora he visto en los noticieros la abundancia de casas y edificios destruidos, los muertos diseminados en la calle, los heridos, el llanto y dolor de los sobrevivientes y la confusión reinante en un país donde la corrupción y la ignorancia ha sembrado muy profundas sus raíces en la clase gubernamental . No he visto autoridades tratando de poner orden en tanta confusión ni dando declaraciones responsables a los medios, pero si he escuchado a los reporteros quejarse de la completa apatía gubernamental y diciendo que el pueblo mismo no espera mucho de tales. Y esa ha sido la experiencia de ese pobre país a través de sus 206 años de historia.
Desde que obtuvo la independencia de Francia en 1804, la han gobernado una serie de tiranuelos de toda laya. El más conocido en los tiempos modernos por su crueldad y autoritarismo fue Francois “Papa Doc” Duvalier, que utilizando el vudú y sus matones (conocidos como los “tonton macoutes”), logró atemorizar e involucionar la abundante clase popular de su malhadada patria.
Polvos de aquellos lodos.
Esa ignorancia y corrupción sempervirente en la parte más pobre de la Española, se ha manifestado en forma trágica durante este terremoto, ya que, según los expertos, los edificios se han derrumbado por que fueron mal construidos, con deficiente diseño, mezcla de cemento empobrecido para ahorrar costos y estructuras de mala calidad. Eso quiere decir que algunos personajes hace años se quedaron con el dinero que hubiera hecho falta para hacer mejores y más resistentes construcciones, con las cuales la tragedia actual no fuera tal. ¿Y por que se permitieron tales construcciones? Porque hubo líderes gubernamentales que permitieron eso a cambio de tintineantes monedas que se repartían entre los mandos altos y medios de la burocracia estatal. Recuerde que a mayor ignorancia, mayor corrupción, más enriquecimiento ilícito, lo que a su vez genera más pobreza.
Los países van adonde los guían sus líderes. Puede ser al despeñadero como es el caso de muchos estados de Latinoamérica y África, o a su triunfo como Singapur, Taiwan, Finlandia, Corea del Sur, Malasia y un corto etcétera. TODO depende del liderazgo del gobernante de turno. Puede haber un Saddan Hussein que se empeñe en no permitir la más mínima disensión de sus gobernados y dedicar el dinero del petróleo a comprar armas e invadir a sus vecinos o puede ser el jeque Mohammed Rashid al Maktum que se rodea de asesores de clase mundial para hacer de Dubai un vergel. Puede ser un Lee Kuan Yeu que en corto tiempo llevó a Singapur de una ciénaga que era en 1960 a una potencia económica mundial en el 2000 o un ignorante de corte sandinista que a 30 años de la caída de Somoza esquilma las arcas de la noble tierra de Darío y la empuja a vivir de la caridad de naciones con liderazgo visionario. Todo es cuestión de quién es el líder.
Los buenos líderes educan a sus pueblos y reparten eficientemente la riqueza que trae el conocimiento y la innovación. A los líderes autoritarios de los países pobres les interesa hacer la menor inversión posible en educación y salud, para tener a las masas ignorantes y postradas porque un pueblo inteligente y educado no permite corruptos ni incompetentes. Un pueblo educado sabe muy bien diferenciar un discurso serio de una prédica demagógica, como la que entonan algunos liderzuelos americanos que se creen señalados por las alturas para eternizarse en el poder.
Ojalá que a nuestros pueblos lleguen a dirigirlos lideres amantes del conocimiento, de la innovación, del mejoramiento continuo, de mente abierta como para aceptar la disensión de sus dirigidos como una forma de enriquecer la discusión, que practiquen la gerencia ilustrada y de doble vía, donde se premie la cultura sobre la ignorancia y la verdad sobre la demagogia. Quizá un día no tengamos que lamentar más tragedias como las de Haití, la cual no hubiera sido tanta si hubiera habido líderes visionarios en su lista de gobernantes. Quizá un día Haití tenga líderes de la estatura de la presidenta Tarja Malonen que lidera a la próspera Finlandia impulsando la inversión en educación, conocimiento e innovación, siendo este país de los primeros en toda estas variables… Quizá algún día.
Dime de que nivel de prosperidad disfruta hoy un país y te diré que tipo de líderes tuvo ayer.
Ing. Ricardo Yohalmo León E.
Master en Administración de Empresas. (INCAE Business School)
Consultoría y Capacitación Empresarial.
Documento fuente puedes verlo en:
http://gerenciayempresa.wordpress.com/2010/01/16/la-tragedia-de-haiti-y-el-liderazgo/