Si quieres cambiar una situación, tienes que comportarte en forma distinta a como lo haces habitualmente. Pero para cambiar tu comportamiento, debe antes modificar tus paradigmas, o sea, tu forma de interpretar el mundo.
“Los 7 hábitos” presentan una nueva forma para cambiar estos paradigmas, al instaurar nuevos hábitos que te permitirán escapar de la inercia y encaminarse hacia sus objetivos.
Los tres primeros hábitos tratan del auto-dominio. Es decir, están orientados a lograr el crecimiento de la personalidad para obtener la independencia.
Los siguientes tres hábitos tratan de las relaciones con los demás – trabajo en equipo, cooperación y comunicaciones; están orientados a lograr la interdependencia.
Finalmente, el hábito siete, se refiere a la renovación continua que te llevará a entender mejor los hábitos restantes.
Los siete hábitos de la gente altamente efectiva son:
Ser proactivo: Libertad de poder escoger nuestra respuesta ante los estímulos del medio ambiente. Tomar responsabilidad de nuestros actos.
Comenzar con un fin en mente: Hace que nuestra vida tenga razón de ser, la visión permite que nuestras acciones este dirigidas a lo verdaderamente significativo en nuestra vida.
Primero lo primero: Permite librarnos de la tiranía de lo urgente para dedicar tiempo a lo verdaderamente importante que nos permite llevar a cabo la visión del hábito anterior.
Pensar en ganar-ganar: Los negocios son negocios cuando todas las partes intervinientes ganan. Balancea la consideración con los demás, sienta las bases para la convivencia con las otras personas.
Busca comprender primero y después ser comprendido: El respeto a los demás es la clave para las relaciones humanas efectivas y posibilita llegar a acuerdos de tipo ganar – ganar.
Sigernia: Es el resultado de cultivar la habilidad y la actitud de valorar la diversidad de ideas, trabajo en equipo e innovación.
Afilar la sierra: Es el hábito de la auto-renovación, el mantenimiento básico necesario para mantener los hábitos restantes funcionando adecuadamente. Implica renovarnos física, mental y espiritualmente para ser efectivos en los diferentes roles de nuestras vidas.
El leñador joven comenzó con todas su fuerzas y lo hacía muy bien, de vez en cuando iba a echarle un vistazo al viejo leñador y lo veía de espaldas sentado, y pensaba, este está viejo y no me va a ganar, cuando termino la jornada el viejo leñador había derribado muchos más árboles que el joven. Pero ¿cómo? Si yo te veía descansando, a lo que el otro respondió: No descansaba, afilaba mi sierra…
Posteriormente, Covey introduce un octavo hábito: Encuentra tu propia voz y haz que inspire a otras personas a encontrar la suya. Animar hacia la “grandeza” significa actuar con integridad y ayudar e inspirar a los otros a hacer lo mismo.
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