Reinicia, desaprender para aprender a pensar la empresa de otra forma.
Hay libros que marcan un antes y un
después cuando los lees. Que los consultas cada poco, que te hacen
pensar. Que crees que no profundizan todo lo que te gustaría, pero que
tampoco se quedan en una capa superficial y, por ello, te incentivan a
que pongas de tu parte, a que uses la imaginación, a que madures y
moldees las ideas hasta convertirlas en algo útil para ti mismo.
¿Cómo compartir este libro? Mediante su propio
método: lanzando ideas frescas, rápidas e indoloras; algo así como
pequeñas semillas. Si te enganchan y quieres regarlas para que crezcan y
florezcan, habrás de acudir al libro, profundizar y meterte de lleno en
la filosofía reinicia.
Algunas te parecerán contraituitivas y extrañas, aunque
otras te reafirmarán. Dales tiempo a las ideas; este es un post que
pretende ser un lugar de consulta y un trampolín para que acudas al
libro y lo compartamos juntos.
50 ideas, algunas con explicación un poco
más extensa y otras directas al epicentro. Tras mal acostumbrarse al
dinero barato y abundante, al todo vendido, al emprender como “moda” y
modelos desfasados de gestión… Borra, reinicia, simplifica y cambia el foco. Tanto en tu vida como en el planteamiento general de tu empresa.
1.- Ignora el mundo real. Si eres una persona optimista y ambiciosa te tratarán de convencer de que tus ideas son imposibles ¡No les hagas caso!
2.- Fracasar no es un peaje obligatorio. Con
tanto fracaso en el ambiente a veces se hace inviable respirar.
¿Aprender de los fallos? Aprendes lo que no tienes que hacer, pero no lo
que tienes que hacer…”los que fracasan con anterioridad tienen el mismo
nivel de acierto que los que aún no lo han intentando, en cambio si
tienes éxito la probabilidad de repetir otro éxito aumenta…”
3.- Planear es conjeturar. Cuando planificas es el pasado el que guía el futuro. Establece qué vas hacer esta semana y no este año, y avanzarás más.
4.- Crecer, crecer, crecer,…, ¿por qué? ¿Valoraríamos
la excelencia de Harvard si hubiese un campus en cada ciudad? Mientras
las pequeñas empresas quieren ser mayores, las grandes quieren ser más
ágiles y flexibles.
5.- Trabaja, trabaja, trabaja… ¿por qué? Cuidado! Trabajar más no implica más productividad sino… ¡trabajar más! Nadie toma decisiones inteligentes cuando está cansado.
6.- Sé un estárter. Olvidemos un poco de
la palabra “emprendedor”, parece que es una persona especial, exclusiva,
que forma parte de un selecto club. Una propuesta: sé una persona
estárter, aquella que hace lo le gusta y quiere ganar dinero con ello.
Cualquiera que abre un negocio (desde la panadería de la esquina hasta
una start up en nanotecnología) es un estárter.
7.- Deja tu huella en el universo. Si quieres hacer algo, haz algo realmente importante, porque será tu legado.
8.- Empieza por tu casa. Haz aquello que
signifique algo para ti; cuando te dedicas a algo que tú necesitas
puedes evaluar la calidad de forma rápida y directa, sin intermediarios.
9.- Arranca con algo, ¡lo que sea! Como
decía Kubrick: “toma una cámara y un rollo de película y filma algo, lo
que sea”. Las ideas son baratas, las hay a cientos, el final la idea es
una parte muy pequeña del negocio, la clave es cómo la ejecutas y para
eso hay que HACER!
10.- La falta de tiempo no es excusa. La falta de dinero, tampoco.
11.- Traza una raya en la arena. Hay que
creer en algo. Tener una referencia, estar dispuesto a luchar y ofrecer
al mundo tu propósito. No vendas tu propósito al mejor postor.
12.- Vívelo o déjalo. Defender algo no es
ponerlo en un papel para que lo lea la gente, sino que implica vivirlo,
sentirlo y actuar en consecuencia. Decir una cosa y hacer la contraria
genera un efecto expulsión y repudio…
13.- Cuidado, hay que orientarse al beneficio.
Una empresa sin un planteamiento de cómo llegar a dar beneficios no es
una empresa, es un hobby. Los negocios que van en serio tienen facturas,
salarios y tienen que lograr ingresos para afrontarlos. Los negocios
que van en serio se preocupan de los beneficios desde el primer día.
14.- Menos es algo bueno. Las
limitaciones son ventajas dentro de un disfraz. Fuérzate a poner todos
los límites para evitar el despilfarro y oblígate a ser creativo.
15.- Es mejor una mitad única que una unidad a medias.
16.- Empieza por el epicentro. Si quito esto, ¿podría seguir vendiendo? Si es un NO, ése es el epicentro. Cuídalo y que sea “el mejor”.
17.- Ocúpate de los detalles en su justa medida y en distintos grados dependiendo de la etapa en la que te encuentres. Los detalles son clave, pero antes trabaja sobre los fundamentos, sobre la esencia, sobre tu epicentro y luego perfecciona.
18.- Las decisiones son avances. Sustituye
el “vamos a pensarlo”, por “¡decidámoslo!” y comprométete a tomar
decisiones. Los proyectos a largo plazo, las decisiones a largo plazo,
desaniman. Toma decisiones y valora avances poco a poco: ¿Qué puedo
hacer ahora mismo que sea lo suficientemente bueno?
19.- No se construye un gran museo colocando todas las obras de arte del mundo en él, eso sería un almacén.
Lo que hace de un museo una joya, son las obras QUE NO se exponen, la
selección de lo que expones y lo que no. Simplifica, aligera, quita
donde puedas si con ello realzas la esencia de tu producto.
20.- Concéntrate en lo que no cambiará.
Las modas son peligrosas. Amazon “garantiza una entrega rápida, una
magnífica selección, una política de devolución sin complicaciones y
unos precios asequibles”. ¿Has visto la tecnología en esa descripción?
La tecnología cambiará pero la esencia NO. Lo que valora el cliente
(rapidez, buena selección, precio, servicio, atención) rara vez cambia
con tanta rapidez. Céntrate ahí.
21.- Tu arte está dentro de ti, pero lo tienes que trabajar mucho. Cuidado,
por comprar el mejor equipamiento de golf no sabemos jugar ni
llegaremos a ser Tiger Woods. Por comprar la última guitarra del
mercado, no tocaremos como Paco de Lucía. El equipamiento, el equipo,
“los hierros”, no son lo relevante; lo relevante es sacar el máximo
partido a lo que tienes y trabajar muy duro en tu arte, que suele estar
dentro de ti.
22.- No puedes hacer sólo una cosa. Toda
empresa de éxito trata de obtener subproductos, derivadas de lo que hace
y que le permiten agregar valor a la compañía sin desviarse de su
“propósito”. De dos aserraderos, será más competitivo el que mejor
utilice sus máquinas y el que más ingresos obtenga de sus residuos…
23.- ¡Lanza ya! Ya sabemos que no está
perfecto, que es la versión inicial, que se podría perfeccionar mucho
más. Pero…¿hace lo que tiene que hacer tu producto? Pues lanza, prueba,
chequea, testea y mejora. La mejor forma de arrancar es corregir
mediante la repetición ¡No imagines si funcionará o no, pruébalo!
24.- Busca soluciones tipo “judo”. Esto
significa obtener el mejor resultado, el mayor impacto posible, con el
mínimo esfuerzo. En el lanzamiento del producto es importante minimizar
los riesgos, corregir, ser ágil, flexible y adaptarte. No te compliques,
si funciona podrás perfeccionar más adelante.
25.- No seas un héroe. No tengas miedo de
abandonar, aunque hayas dedicado muchas horas, si ves que algo pierde
el sentido o se aleja claramente de tu propósito.
26.- Vete a dormir, cuida la salud. Haz
que tus empleados ocupen la silla más y más horas, piensa que sólo
trabajando 90 horas a la semana sin descanso lograrás más éxito, y
prepárate para agotarte, matar tu creatividad y con ella la pasión.
27.- Estimamos muy mal lo que nos llevan las tareas, es una regla casi física…
por eso es muy importante dividir las tareas en unidades muy pequeñas;
cuanto más pequeño más fácil de hacer, más precisión y más motivación de
ver cómo las cosas se van haciendo y cobran un sentido.
28.- Las listas largas no se cumplen.
Tener un listado kilométrico de tareas desincentiva tanto como no tener
una lista de tareas…y será un desastre, no serás productivo. Organiza,
paquetiza, simplifica y hazlo manejable.
29.- Toma decisiones pequeñas. Al igual
que dividimos las tareas/proyectos en unidades pequeñas, tomemos
pequeñas decisiones que, aunque no sean perfectas, nos permitan avanzar e
ir creando algo grande. Siempre estaremos a tiempo de volver atrás y
mejorar. Pero sin esas pequeñas decisiones no avanzaremos. Éste es el
secreto del gran Ben Saunders, el explorador del polo norte: “objetivo inmediato, llegar a aquel trozo de hielo que está a unos metros”.
30.- Déjate influir pero no robes. El
imitador no comprende por qué algo tiene la apariencia que tiene, o por
qué transmite lo que transmite o se siente lo que se siente. El
copy/paste no te permite llegar a la esencia de las cosas, lo cual no
invalida el principio de que “Everything is a remix”.
31.- ¿Quieres que no te copien? Conviértete tú mismo en parte del producto o servicio.
Haz algo que, a parte de ti, nadie pueda hacer. Métete en en tu
producto y todo lo que le rodea: cómo se vende, cómo lo apoyas, cómo lo
argumentas y cómo lo comercializas.
32.- Elige tu pelea. Tener un
contrincante te proporciona una bonita historia para contar a tus
clientes. Tener una opinión marcada te hace diferente. Tomar partido te
hace especial. Pelea por mejorar el mundo con tu producto/servicio.
33.- Haz menos que la competencia. Gasta menos, enseña más.
¿Cómo? No te avergüences de que tu producto no haga tantas cosas o
tenga tantos adornos. Destácalo. Menos es más en muchas ocasiones.
Véndelo con convencimiento. Céntrate en valores atemporales como la
fiabilidad, la usabilidad y sencillez. Y forma a los clientes, que lo
usen, que lo toquen, que lo prueben…crearás más confianza.
34.- Di no por defecto. Es tan fácil
decir que si, que el montón de cosas a las que te vas comprometiendo
“por defecto” te abrumarán y te alejarán de lo importante. Usa el “no”
para aclarar prioridades.
35.- No confundas entusiasmo con prioritario. ¿Se
te ocurrió una idea nueva y piensas que es la caña? ¿Quieres dejarlo
todo por testearla? Para, déjala reposar, prioriza y si después de unos
días sigues pensando que es la caña, ataca.
36.- Tu producto tiene que ser muy bueno, también cuando llegue “a casa”. Cuántas
veces nos ha impresionado un anuncio, un packaging, un diseño estético
diferente…pero llegamos a casa y de lo que se promete a lo que puedes
hacer hay un abismo o cuántas veces nos defrauda el producto pasada una
semana desde que lo usamos. Por lo tanto, la publicidad no puede
maquillar una mala experiencia…
37.- Valora la oscuridad. No tiene
sentido llamar la atención de todo el mundo si aún no estás preparado
para ser presentado en sociedad. En momentos de oscuridad se puede
probar y experimentar con un menor riesgo, ¡aprovecha!
38.- Crea tu audiencia. Toda empresa
tiene clientes. Con suerte, logras tener seguidores. Pero las
inteligentes y las exitosas tienen audiencia. Cuando has logrado una
audiencia no necesitarás llamar la atención de la gente, porque ellos te
la prestan. Habla, escribe un blog, tweetea, cuenta cosas y hazlo bien.
39.- Emula a los chefs. ¿Por qué los
cocineros más importantes son los que salen por la TV, escriben libros y
comparten abiertamente sus recetas? Porque comparten y enseñan. Todos
deberíamos escribir nuestro propio libro de cocina para enseñar a
nuestros clientes. Por ello no tengas miedo a ofrecer cosas gratis… ¡si
después tienes algo que vender!
40.- A nadie le gustan las flores de plástico.
Muéstrate cómo eres, asume que no eres perfecto y que hay errores.
Parecer perfecto y artificial te impide cautivar a los demás. Enseña tu
lugar de trabajo, cómo lo haces, mete a tu cliente en los fogones…
41.- Selecciona a la hora de lanzar publicidad. No
pretendas tener una página en El Mundo o El País…busca blogs más
especializados, con audiencia muy motivada en lo que ofreces, conéctate
en comunidades. Es más barato, tiene más impacto.
42.- Marketing es el sumatorio de todo lo que haces…
desde coger el teléfono, la forma en la que te comunicas, tu pasión por
el producto, tu pasión por cautivar y elevar tu propósito al lugar que
crees se merece.
43.- Nunca contrates a alguien para un puesto sin antes haberlo intentado tu mismo. Ni contrates por placer; hazlo cuando “duela” y muy poco a poco.
44.- Contrata a “directivos” de si mismos… gente
con la habilidad suficiente como para dirigirse y trabajar en equipo,
pero con el entusiasmo de crecer y que se sientan con el poder
suficiente para transformar su realidad.
45.- A igualdad de habilidades técnicas, contrata a quien escriba mejor. La escritura es la divisa de hoy para el intercambio de las buenas ideas.
46.- Somete a tus empleados a una prueba piloto.
Los CV están muertos, son un lugar donde “nos vendemos” y se dicen
muchas mentiras…pon pruebas reales o simuladas a los aspirantes.
47.- Sé el portavoz de tus malas noticias.
¿Sabes quién gestionó la crisis de las antenas del IPhone4, en plenas
vacaciones de verano mientras estaba a cientos de miles de kilómetros
con su familia y lo anuló todo para afrontar la crisis y dar
explicaciones? El mismo Steve Jobs…pues ése es un ejemplo lo que implica esta idea..
48.- Todo el mundo ha de estar expuesto a las críticas del cliente, y si es de forma directa, mejor.
Cuanta más gente haya entre lo que dice el cliente y quien hace el
trabajo, más probabilidad de que el mensaje llegue distorsionado o se
pierda por el camino. No puede haber personas en una empresa alejadas,
en una burbuja, de las críticas y opiniones de los clientes.
49.- Cuida tu ambiente de trabajo al máximo.
Los mejores ambientes son aquellos donde se respeta a la gente que hace
su trabajo y cómo lo hace. Hay cuatro palabras que NO deberías decir en
tu empresa para crear ese ambiente:
a.- Imprescindible…porque muy pocas cosas lo son.
b.- Imposible…porque te limita, explora bien antes de decirlo.
c.- Fácil…porque te relaja, y te puede limitar a hacerlo bien.
d.- Cuanto antes…porque cuando todo es prioritario, nada lo es, acota y explica.
Con esfuerzo, continuidad y acciones lograrás crear una cultura que se impregne en el ADN de la empresa.
50.- Cuando se tiene que pedir permiso para casi todo, se crea una cultura de descerebrados. Es muy caro no confiar en los empleados. Algo has hecho mal si tienes un equipo y no confías en él. Por eso, cuidado con las normas, porque se han convertido en castigos colectivos por faltas individuales. Mide mucho cada vez que pones una norma y evita que tu primer corte “deje cicatrices”…
Por todo ello, tras estas 50 ideas, los propios autores nos recomiendan su fuerza motriz: para reiniciar usa al máximo los momentos de inspiración.
Cuando esto sucede ocurre algo mágico, multiplicador de productividad y
de creatividad. Si estás inspirado ahora, aprovecha al máximo. No
esperes, porque perderás frescura y motivación. Reinicia, hay otra forma de hacer las cosas y los tiempos lo requieren.
Fuente: Pensamiento Imaginativo
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