Si bien este concepto es amplio, se puede resumir como la capacidad de las organizaciones para obtener y mantener ventajas clave para optimizar el desempeño de sus recursos, ya sean humanos, materiales, financieros o intelectuales. La mala noticia es que la competitividad no se alcanza de la noche a la mañana; más bien es el resultado de una estrategia y un esfuerzo continuo por parte de las diferentes áreas que integran una organización.
En este sentido, aún hay mucho camino por recorrer; son pocas las las Pymes que cuenta con alguna certificación, utilizan técnicas en calidad o productividad y manejan alguna licencia o patente. Para mejorar el panorama, diversos consultores en calidad y negocios coinciden en la necesidad de apuntalar la competitividad de las Pymes a partir de mejores prácticas en temas críticos como administración, producción, comercialización, atención a clientes, recursos humanos, entre otros. Por eso, toma nota de las siguientes recomendaciones y ponlas en práctica en las diferentes áreas de tu negocio para convertirlo en una organización altamente competitiva.