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martes, 3 de abril de 2012

LAS 8 CLAVES DE LA BUENA GESTION

Según Lee Iacocca
“Cuando tengas que tomar una decisión, no dejes que te crezca la barba. Naturalmente, no siempre esta será perfecta y seguramente podrás meter la pata alguna vez; pero no por eso dejes de tomar tu decisión” Lee Iacocca
 
En una antigua entrevista a Lee Iacocca*, ex presidente de la automotriz Chrysler, daba su opinión sobre temas que son aún de gran actualidad.

Cómo tratar a la gente
En la antigua entrevista Iacocca recordaba que todo individuo que ingresa a una empresa a un cargo ejecutivo, ya está formado, y comentaba al respecto: “En el transcurso de los años he tropezado con gente que tenía pésimos hábitos de trabajo, y pensé que yo sería capaz de insuflarle una nueva energía para lograr cambios en su comportamiento. Nada más equivocado. Aunque me considero un buen vendedor y sé que puedo ser persuasivo, nunca conseguí mover a aquellos ni un centímetro”.
Contaba Iacocca que les decía a sus colaboradores más cercanos: “Muy bien, no me importa qué educación has recibido ni qué carácter tienes. Estas son las reglas con las que nos regimos en éste club, y éste es el juego. Ya se verá si te gusto o no, y dado el caso no será necesario que pidas la baja del equipo; yo me ocuparé personalmente de ello”.

A la hora de delegar
Otro tema de discusión en los niveles de alta gerencia es el tema de la delegación. Sobre este aspecto decía Lee Iacocca que en un extremo están los que delegan porque se supone que se debe delegar. Pero muchos de ellos luego no se molestan en hablar con aquellos en quien delegaron.
El extremo contrario es el del jefe que no confía en nadie, que quiere estar presente en todas las decisiones y esto retrasa sobremanera la toma de decisiones.
El ex presidente de Chrysler decía que era bueno tomar un poco de cada uno: “A solas con uno mismo uno se mira al espejo y sabe de sus puntos débiles y sus puntos fuertes. Lo que uno sabe que lo hace bien no debe cederlo a nadie; en cambio delegará lo que no domine. Luego aprenderá de la persona en quien delegó”.
Pragmatismo puro. Es que resulta real aquello que uno delega lo que no sabe, no le gusta, o no quiere delegar. Y como si ello fuera poco terminaba diciendo: “Y aunque uno haya sabido delegar con acierto, y las personas a quienes se les ha delegado la responsabilidad de llevar a cabo tal o cual cosa sean ases de su profesión, convendrá que no olviden que fue usted quien les dio el trabajo y que sigue sobre el asunto”.

Consenso
Los partidarios del consenso suelen admirar el estilo directivo japonés.  Iacocca señalaba que cuando él negociaba con los orientales, ellos hablaban mucho del consenso, pero siempre estaban detrás de bastidores, quienes eran los que tomaban las decisiones difíciles. “Probablemente ellos saben escuchar mejor que nosotros, pero pueden estar seguros que los grandes temas se juegan en la mesa del jefe más alto. Mientras tanto nosotros perdemos el tiempo tratando de imitar algo que no existe”. Según él, tener jerarquías es la única manera de evitar la anarquía. Para Iacocca, la decisión por consenso es lenta y no promueve la verdadera responsabilidad y necesaria flexibilidad.
En aquella oportunidad terminó la entrevista diciendo: “Al fin de cuentas, la dirección de empresas se reduce a un sistema de códigos y juicios de valor. Por eso uno debe permanecer fiel a sí mismo. Elijan el estilo de dirección que mejor les cuadre y manténgase firmes en ésa dirección”.

A partir de su experiencia en el mundo de los negocios, Lee Iacocca nos dejó las siguientes ocho reglas para la gestión empresarial:
  1. Contrate a los mejores.
  2. Tenga clara sus prioridades y mantenga al día la lista de sus urgencias. Intente listarlas en una sola página.
  3. Dígalo con claridad y sea breve.
  4. No olvide que son los de la línea los que ingresan el dinero a la empresa. El papel del staff consiste en ayudar a que lo prometido se entregue en tiempo y forma al cliente.
  5. Defina los límites de la cancha. O sea, establezca los procesos y condiciones dentro de los cuales se podrá actuar.
  6. Deje libres un par de cimarrones. Desconfíe de los equipos que sólo plantean un solo punto de vista. Resérvese  uno o dos “cimarrones”, aquellos que no se conforman con “siempre se hicieron así las cosas”. Sin divergencia en las opiniones se corre un serio riesgo de tomar decisiones equivocadas.
  7. Siga las incidencias día a día. A pesar de la importancia que tiene el largo plazo, es una responsabilidad clave garantizar la maximización del beneficio diario.
  8. No pierda de vista los principios básicos de gestión.

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